Viernes,
30 de mayo de 1980
Tras haber concluido de escribir la
correspondencia semanal con mis gentes del otro lado del charco, traigo aquí
mis impresiones sobre la sesión de espiritismo de anoche, comenzando por su génesis:
Para matar el tiempo nos empleamos en la
lectura y en actividades manuales varias. Desde que la víspera del viaje vi y
participé en una sesión de espiritismo, estaba obsesionado con la celebración
de alguna sesión. Compré cartulina blanca en Matagalpa expresamente para
realizar los signos sobre los que había de moverse la copa. Pasó la Semana Santa y de
Managua llevamos una copa que resultó excesivamente grande. Realicé los signos
sobre los cartones; ya que confeccioné dos tableros al quedarme mal el primero,
y en Matagalpa adquirimos una pequeña copa para ese menester. Los ingredientes
ya estaban preparados. Solo faltaba la voluntad y el personal.
Como se ve, tardamos aún bastante en
celebrar la primera sesión de la tabla ouija. Los problemas sociales y culturales
se han venido acumulando sobre nuestras espaldas y teníamos que utilizar todos
los recursos para sus soluciones. Para más INRI parecía que estábamos
condenados y todos se nos sucedían en cadena: enfermedades, indisciplina, falta
de alimentación, altas y bajas de brigadistas, de campesinos, etc. Hasta que al
fin todo lleva camino de ir a su cauce y nos vamos acostumbrando. La cultura va
avanzando encendiendo nuevas velas en la oscurana de la ignorancia secular y
nosotros, aunque con escasez, vamos obteniendo un ligero relax moral.
Así fue como hemos comenzado la primera
sesión de espiritismo en Nicaragua.
Sobre las nueve de la noche, apagada ya
la luz, comenzamos la sesión. No tardó en manifestarse el primer espíritu que
nos dijo que eran siete y que no podía haber un representante por los siete,
que no nos mentía, que no quería hablar, que se iba a marchar, pero que vendría
otro.
Bien breve fue, como se puede comprobar.
Esperamos un poco a que el aire trajera
la presencia del segundo espíritu, el cual se manifestó nada más pasar los
dedos en la copa, éste sí quería hablar; no nos quería decir su nombre, pero
que sí nos podíamos fiar de él.
Dicho espíritu pertenecía a una mujer
muerta hacía cuatro años en Oceanía, y no se nos manifestaba mejor porque había
una interferencia (la de Socorro, que estaba rezando). Para ir cogiendo
confianza le preguntamos por la edad de todos los presentes y nos la dijo
exactamente por lo que comprobamos que nos podíamos fiar de ella.
Tras las típicas e intrascendentes
preguntas sobre la salud, dinero y amor de cada uno de los presentes,
preguntamos sobre problemas sociales y curiosidades varias. Tras hora y media
nos dejó porque estaba cansado, aunque nos había dicho que los espíritus no se
cansan; nos recomendó que no debíamos lavar la copa, no tenía ninguna súplica,
ruego o mensaje que mandarnos y no vendría tras él ningún espíritu a conectar
con nosotros.
Así fue como terminó la primera sesión.
Como anécdota, las brigadistas que no participaron
en la sesión nos informaron que anoche estuvieron rezando, Socorro con
devoción, y que del miedo, Xiomara se meó en la cama.
La conclusión inicial que saqué, siendo
lego en la materia, es que los espíritus sí responden preguntas sobre el
futuro, pese a que en algunas discusiones en Matagalpa, algunos compañeros
decían que sobre el pasado sí respondían pero que sobre el futuro, no.
Y la segunda conclusión es que pese a que
dicen verdades, también dicen mentiras evidentes, por lo que la fiabilidad es
nula.
Sin embargo, pasa lo de siempre, queremos
ser ciegos a la evidencia, y confiamos ilusionados en ese futuro que el
espíritu nos promete feliz y rechazamos su visión de futuro de las desgracias.
O sea, como en la dolora de Campoamor, “todo se ve del color del cristal con
que se mira”.
Como me imagino que no será la única vez
que juguemos ya tendré ocasión de matizar mis conclusiones primeras.
Al filo del mediodía llegó Richard en
plan doctor, le realizó a las brigadistas análisis de sangre para ver si tenían
malaria, repartió algunos capotes. Se fueron las brigadistas a sus UAS a
impartir las clases, de las cuales salieron antes porque era el Día de las
Madres y había proyectado un sociodrama a realizar en Santa Celia.
Yo comencé a redactar el Informe
quincenal de ANDEN.
El acto cultural tenía establecido el
siguiente programa:
1) Himnos.
2) Pregón y palabras de bienvenida, a
cargo de Socorro.
4) Poema: “Amor de patria, amor de
madre”, a cargo de Ruth.
5) Sociodrama: “El FSLN, defensor del
pueblo”, por todos.
6) Canción: "María Rural", por
Socorro, Ruth y Marta.
7) Canción: "Las campesinas del
Cuá", por Julia, Patricia, Xiomara, Socorro y Ruth.
8) Palabras de felicitación de Richard a
las compañeras más destacadas.
9) Canción: "El zenzontle pregunta
por Arlen" por Xiomara y Patricia.
10) Himnos.
Terminado el acto cultural, tuvimos
seguidamente una reunión en la que se leyó el orden del día del Taller Sabatino
del día siguiente, que será:
a) Socialización del Diario de Campo.
b) Exposición del Reglamento de la Cruzada, por Rosa.
c) Rellenar el control quincenal con lápiz
de grafito.
d) Estudio de los temas políticos a
impartir en la semana.
e) Planificar el sociodrama de la semana
siguiente.
f) Desarrollar dos clases prácticas
(Marta y Patricia), y corregir fallas sobre ellas.
g) Necesidades de material.
h) Problemas de las clases.
i) Reestructuración de los grupos de
analfabetos.
j) Investigación militante.
k) Dificultades encontradas en las cinco
primeras lecciones de la cartilla y causas.
l) Críticas y autocríticas al sociodrama
y a las compañeras.
Con críticas y autocríticas al sociodrama
y a las personas terminó hoy la jornada.