Loren Sanchís, autor del blog Brigadas de solidaridad en Nicaragua, me ha planteado recientemente en un comentario una serie de
cuestiones relacionadas con un tema común que nos atrae: historias, vivencias y
recuerdos de los brigadistas en Nicaragua.
Mientras iba escribiendo la respuesta, me di cuenta
que como comentario era muy largo, y en nada desmerecía una entrada
independiente, por lo que le di una contestación de cortesía, en tanto
elaboraba este texto.
¿En que contexto te fuiste
para Nicaragua?
Respecto a la primera de sus cuestiones, el contexto en el que fuimos a Nicaragua, debo decir previamente que lo que después se denominó brigada española, éramos en realidad un grupo de cooperantes financiados por el Ministerio de Educación. No fuimos, pues, una brigada de solidaridad al uso, en el sentido altruista de la palabra, aunque tampoco nos consideramos mercenarios, como alguna vez, injustamente, se nos trató. Simplemente, éramos trabajadores en el extranjero. Bien es cierto que al regresar de aquella experiencia que nos marcó profundamente, prácticamente todos los componentes de la brigada, hasta donde conozco, nos volvimos solidarios y altruistas con la linda gente de Nicaragua. Y orgullosos de haber participado en la Cruzada Nacional de Alfabetización de 1980, una gesta educativa que mereció el Premio Nadezhda K. Krupskaya de la UNESCO a la enseñanza en 1981.
En cuanto al contexto propiamente dicho, recuerdo que
fue todo muy rápido. En mi caso concreto, me enteré a través de un amigo y
compañero que también fue allá en la brigada. Recién acabábamos el servicio
militar, que por entonces era obligatorio en España, y andábamos buscando
trabajo. A mediados de febrero de aquel 1980, como cuento en mi entrada La noticia, mi amigo
me informó que se había enterado que el Ministerio de Educación español solicitaba
maestros que quisieran ir a Nicaragua, a la alfabetización. Supongo que el
resto de compañeros de las distintas provincias seguirían un proceso parecido.
En nuestro caso, no nos lo pensamos dos veces, pese a la situación de inestabilidad
que vivía la zona: apenas quince días antes, a finales de enero, había tenido
lugar el asalto a la embajada española en Guatemala; y para corroborar la
inestabilidad, a las tres semanas de nuestra llegada a Nicaragua tuvo lugar el
asesinato de monseñor Oscar Arnulfo Romero en El Salvador.
Nos apuntamos, como digo, al llamado del Ministerio de
Educación, y hubo una selección previa en cada provincia; ignoro cuantos
llegaron a apuntarse, tanto en cada provincia, como en el total nacional;
luego, ya en Madrid, se hizo la selección definitiva, y de ahí salimos el grupo
de cooperantes que formamos la denominada brigada española, compuesta por 50
maestros, 4 coordinadores y 1 un Jefe de Misión, en total, 55 personas. Nuestra
misión era de asesores técnicos pedagógicos; es decir, quienes debíamos
orientar a los brigadistas que estaban en contacto directo con el campesinado
la forma en que se debía de llevar a cabo la enseñanza.
Ese fue, escuetamente, el contexto en el que nos integramos en la CNA (Cruzada Nacional de Alfabetización), y esa fue la parte de solidaridad inicial que el gobierno de España tuvo en ese momento con el pueblo y el gobierno de Nicaragua; pues a nuestro regreso de la Cruzada, llegó a Nicaragua un segundo contingente de cooperantes.
Ese fue, escuetamente, el contexto en el que nos integramos en la CNA (Cruzada Nacional de Alfabetización), y esa fue la parte de solidaridad inicial que el gobierno de España tuvo en ese momento con el pueblo y el gobierno de Nicaragua; pues a nuestro regreso de la Cruzada, llegó a Nicaragua un segundo contingente de cooperantes.
¿Cómo se organizó la solidaridad desde los años ´80 en España?
Respecto a la segunda de las cuestiones, ignoro el
detalle de la organización de la solidaridad en España. Sé que anualmente había
convocatorias desde el Instituto de Cooperación Iberoamericana; pero eran programas específicos
tanto en la temática, como en la localización geográfica.
Además del Gobierno, en aquella década de los 80 tenían
bastante actividad los Comités de Solidaridad con América Latina.
Y las Organizaciones No
Gubernamentales, tipo Profesiones sin Fronteras (Médicos, Farmacéuticos, etcétera), que aún siguen activas.
¿Cómo fuiste a parar a una escuadra de alfabetizadores?
Respecto a la tercera de las cuestiones, como dije al
principio, fuimos de forma organizada, y ya sabíamos que nuestra misión era
de asesores pedagógicos. Allá en Nicaragua se nos integró en el denominado
Cuarto Taller, y estuvimos las tres primeras semanas alternando las visitas
turísticas guiadas con las sesiones de cursillos intensivos para conocer la
realidad nicaragüense, como voy narrando en mi blog.
Luego, cuando comenzó de lleno la Cruzada, a finales
de marzo, a la brigada española nos dividieron por parejas, dada la situación
de inestabilidad política, y a cada pareja nos integraron en una escuadra de
alfabetizadores; unas parejas estuvimos solos como asesores, y otras
compartiendo la tarea con otros maestros del país. En nuestro caso concreto,
tuvimos otra maestra asesora con nosotros un breve tiempo, hasta que vistas las
necesidades de cada sitio, a la profesora la trasladaron de hacienda, y solo
nos quedamos los dos maestros españoles de asesores de la escuadra.
La brigada española alfabetizamos y asesoramos en la
alfabetización en el departamento de Matagalpa, y estuvimos distribuidos en
haciendas de los municipios de San Ramón, San Dionisio, Matiguás y Muy Muy.
En mi caso concreto estuve en la hacienda Santa Celia,
perteneciente al municipio de San Ramón.
Finalmente me queda que decirle, Loren, que aunque estoy
orgulloso de lo que hice en aquella época, y algunos de mis compañeros vivieron
momentos de peligro, las vicisitudes pasadas no fueron nada en comparación con
las de Copalar y su brigada, realmente admirables. El relato de la
emboscada sufrida el 14 de octubre de 1985, en la comarca Jorgito, en Zelaya Central, leída en el blog de Alfredo Fonticelli, es
escalofriante.
Invito a mis lectores a leer Mariposa de la muerte, por Copalar, en el blog de Fonti, para saber el porqué de mi admiración y de qué
estoy hablando.
Un saludo a todos, especialmente en este caso a Loren Sanchís y Alfredo Fonticelli, y gracias por compartir vuestros recuerdos.