(SENSACIONES DEL ALMA)
33
MALDICIÓN GEOLÓGICA
En recuerdo del terremoto de Managua de 23 de
diciembre de 1972
De pronto todo
el calor de la noche
Se empañó de
soledad, tristeza, llanto.
Toda una ciudad,
nunca floreciente,
Se desplomó
sobre sí misma, volcando
Sobre su eje el
norte, el sur, la montaña, el lago.
La maldición
geológica de los movimientos sísmicos
Se cierne sobre
ti. Ya no hay remedio.
Quince millares
de cuerpos encontraron su tumba.
Quince millares
de almas iniciaron su vuelo.
Quince millares
de seres apenas se enteraron,
Pues fue
cuestión de segundos. Managua derrumbada
Por -uno más- un
terremoto.
Sobre esas
cuadras malditas, otrora populosas,
La vegetación ha
hecho su reino, y la selva virgen
Amenaza con
adueñarse también del asfalto.
La tragedia no es
de los muertos, la tragedia es de los vivos.
La tragedia es
del que se encuentra sin hogar y sin familia,
Y lo que es más
triste, sin solidaridad internacional.
La solidaridad
internacional de nada sirve.
Sirve solo para
engrosar una única cuenta corriente
En algún lugar
de la vasta América.
Y la rapiña
conseguida de su propio pueblo
Se acrecentó,
milagrosamente, a costa de la buena fe
De la gente de
buena voluntad del mundo entero.
La solidaridad
para con el pueblo de Managua
Es solidaridad
para con el amo de Nicaragua.
El pueblo nada
ve de las migajas de los ricos.
Solo ve sus
casitas destruidas y sus familiares muertos,
Aparte de la
desolación y miseria que siempre vio.
Desolación y
miseria de Acahualinca a Altagracia,
De Riguero a San
Judas..., y en el corazón de Managua.
Todo se conjugó
para que una noche de diciembre
Quedara todo su
calor empañado
De soledad,
tristeza y llanto.
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