(SENSACIONES DEL ALMA)
30
MI NOCHE PUCELANA
Salamanca,
Moriscos,
Gomecello, Pitiegua,
El Pedroso,
Cantalpino,
Cantalapiedra,
Fresno el Viejo,
Carpio
De Campo,
Campillo,
Medina. Veinte
minutos de espera.
Trasbordo. Llega
otro tren,
Y yo, por fin, a
Valladolid.
Son las
veintidós treinta.
Es noche cerrada
Con truenos y
tormentas
Que amenazan
descargar. Voy
En busca de
aventuras en plena
Noche, y me
introduzco por la calle
De Gamazo hasta la Plaza
De España.
Siento
El cuerpo sin
camino y lleno de cansancio,
Y pregunto que
me informen donde me hallo.
Voy por una
amplia avenida
De las amplias
calles pucelanas
Hasta la Plaza de Zorrilla.
Asciendo
Por Generalísimo
hasta la estación del Norte,
Y hago noche,
Pernocto, en la
sala de espera.
Es difícil
dormir, los duros bancos
No se amoldan a
las sinuosidades de mi cuerpo,
Y, para colmo,
el amplificador truena
Continuamente.
La lluvia
Era fina,
Pero el aire
llegaba frío. A golpes,
Arrebatándoles
minutos a las horas,
Pude dormir
cuando el sueño
Me rendía.
Otros pasajeros,
Si pasajero soy
yo, ídem hacían.
Hacia las siete
me penetra
La luz del sol.
Me relajo
Los músculos
para afrontar el nuevo día.
Algunos
camaradas de una noche
Habían partido,
Y otros aún
seguían soñando. ¿...?
La fuerza
Pública entró a
expulsar a un... ¿vagabundo?
Son las siete
cincuenta y cinco. El almuerzo,
Valladolid, y su
ambiente
Me esperan.
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