lunes, 18 de marzo de 2013

DIARIO DE UN BRIGADISTA: DECLARACIÓN DE SAN RAMÓN COMO TERRITORIO VICTORIOSO





Lunes, 18 de agosto de 1980

El relente de la noche se notaba y también que estábamos ciento y pico de metros más abajo. Curiosamente, en Santa Celia, a más altura, pasamos menos frío, pero ello era debido a que estábamos al abrigo entre vegetación y montañas. En Yúcul, al lado del camino, estábamos en una ladera, y si bien por una parte estábamos resguardados por una alta montaña, la que coronaba la famosa cuesta de Yúcul, por los otros tres frentes estábamos a la intemperie. Cansados del viaje de la tarde noche anterior, Julia, Luz Marina y yo pernoctamos en una casita que habitualmente ocupara el chofer de la hacienda. Dos camas a las que nada tenían que envidiar nuestros lechos de Santa Celia era el mobiliario. En las paredes y el techo colgados y junto a un rincón apiñados, cencerros y otros aperos agrícolas y ganaderos y por entre los aperos algún que otro ratón campestre.
El resto de las muchachas durmieron en la casa de la cocinera.
Paco pernoctó con Pepe y Luis en la habitación de estos, como hicimos siempre que nos tocó por el tiempo pernoctar en Yúcul.
Yo, por mi afán de protección y de acercarme a la masa quise variar, y si bien pude pernoctar en buen lecho, los de Pepe o Luis, quise hacerlo en un camastro no muy seguro y para colmo roto. Además de esa forma daba moral y confianza a Julia y Luz Marina para pernoctar entre las ratas.
Los brigadistas varones de Los Pinares tuvieron juerga hasta bien avanzada la noche, y quizá embolado, alguno pretendió forzar la puerta de nuestra improvisada habitación. Aunque sin cerradura, el palo que pusimos para impedir la entrada cumplió su objetivo.
Al fin se hizo el silencio, y a trompicones logré robarle minutos al sueño, pues entre el frío de la noche y la cama rota, era imposible entregarse a los brazos de Morfeo.
La madrugada, contra lo previsto, amaneció radiante, aunque fría. Pero no llovía. Con los compañeros de Yúcul bajamos a San Ramón en un camión de los Pinares, para asistir a los discursos patrióticos que con motivo del fin de la Cruzada se debían de celebrar.
La noche del 18, mientras los brigadistas quedaban en San Ramón, nosotros marchamos a Matagalpa. Yúcul y Santa Celia comenzaban a formar parte del recuerdo.
Pero he aquí una síntesis de ese día, y procuraré también hacerla de días sucesivos:
Nos fuimos a San Ramón en el camión de la hacienda de Yúcul. Sobre las nueve de la mañana comenzó el acto de declaración de territorio victorioso del municipio de San Ramón. Comimos en el Nueva Corona de Oro, y dormimos en el Soza, Luis y Paco en una, y Pepe y yo en otra habitación.

Actos de declaración de Territorio Victorioso en San Ramón. 1980


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