(SENSACIONES DEL ALMA)
36
PESADO DESPERTAR
Un resplandor de
luz ha entrado muy vibrante en mi ventana,
Hiriendo las
pupilas azules de mis ojos,
Y el ruido
amargo del autobús de turno
Me ha devuelto a
la vida una vez más..., seis, siete, ocho...
He mirado mi
reloj LIP de esfera negra,
Y en el mullido
colchón medité cual hombre docto.
Vi medio día, de
un día de mi existencia,
Consumido en la
muerte del sueño, solitario para colmo.
Yo que sueño que
he nacido a grandes cosas en la vida,
Veo pasar
fugazmente, día a día, un preciado tesoro.
Me ha hervido
una vez más la pura sangre en las venas.
He sentido el
estertor de la impotencia
Y ardientes en
lágrimas hay fuego en mis ojos.
Me rebelo,
¿contra quién? Es inútil. Veo incansable
Marcar en mi LIP
el ritmo acompasado, marcial, sonoro.
Escondo en mi
pulso la molestia ingrata que advierte
Que está más
cercano el postrer aliento junto al trono.
El trono: una
cabaña de pajas, una mísera chabola...
Cada hombre es
un rey en su propio imperio autónomo.
He cerrado los
ojos,
Pues prefiero la
penumbra en momentos imprecisos.
Medio día, de un
día de mi vida, he gastado soñando en todo.
He meditado, he
sentido miedo, arrepentimiento, pesar, desengaño,
Todo, sin
embargo, quemadas las cuencas de mis ojos, ya no lloro.
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