viernes, 27 de abril de 2012

DIARIO DE UN BRIGADISTA: REUBICADOS EN SANTA CELIA




Martes, 15 de abril de 1980

He estado pasándole a Danilo, el responsable comarcal, el Censo de El Horno a máquina, y, después, sacando yo conclusiones estadísticas sobre el mismo.

A las cuatro y media de la tarde, cuando se nos fue a buscar a El Horno, ya estábamos preparados para partir. El camión que nos recogió traía a unas cuantas brigadistas que habían sido trasladadas desde El Sabalete. Con ellas llegamos a San Ramón, y poco después todos, ellas y nosotros, fuimos llevados a Santa Celia, vía El Cantón. En El Cantón, hacienda de la jurisdicción de Yúcul, y por tanto compuesta de brigadistas varones, estuvimos cerca de una hora, mientras los miembros del INRA (Instituto Nicaragüense de Reforma Agraria) que iban en el camión que nos transportaba, resolvieron los asuntos que les llevaron allá. Luego, seguimos hasta Santa Celia. Los campesinos nos ayudaron a preparar las camas para todos. Paco y yo en una pequeña habitación con una litera doble, que nos recordaba nuestros tiempos de soldado, hicimos nuestro aposento En la habitación contigua, de la que prácticamente nada nos separaba, pernoctarían las muchachas trasladadas desde El Sabalete. Ellas son: Cándida, asesora técnica de las mismas, Julia, Ada, Rosa Evette, Ivania, Karla y Ruth. A Ivania y a Karla ya las conocíamos accidentalmente desde varios días antes, cuando Paco colaboró desde San Ramón al traslado de la primera a Matagalpa, aquejada de dolores producidos por una caída de caballo. Todavía no sé si aquello fue realidad o simple y puro cuento. Desde luego para ser teatro era representado muy bien, y para ser realidad dejaba muchas dudas.


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