miércoles, 10 de octubre de 2012

DIARIO DE UN BRIGADISTA: QUEMO LA TABLA OUIJA





Domingo, 8 de junio de 1980

Después de tanta espiritumanía con resultado diverso, pudimos haber abandonado la tabla hasta tiempos mejores.
Y sin embargo reincidimos. Dos días después de mi atormentada noche a causa de Julia volvimos a las andadas, esta vez a plena luz. Marta quería ver confirmadas las respuestas de noches anteriores acerca de la contrarrevolución; yo inicialmente no asistí, pero luego subí al beneficio, que era donde se celebraba la sesión. Quedamos en que por la noche haríamos una nueva sesión en la que los espíritus nos dirían lo que sucedió con Julia y su conversación. Como se produjese un estado de histerismo acerca de la tabla, al terminar la sesión rompí el vaso y quemé la tabla.
Pese a estar intrigado; desistí de saber la conversación de Julia con el más allá.
Entre las comunicaciones que ya más particularmente nos dio, destaco en este peligroso juego: que me debo de sentir culpable de lo que le pasó a Julia, pero no debo de pensar en ello; que a Julia debíamos ayudarla no dejándola jugar a la tabla ouija.
Roto el vaso y quemada la tabla se llegaron a las dos y media de la tarde.
El resto de la tarde no hice absolutamente nada; estaba demasiado preocupado por la tabla como para hacer cualquier otra actividad; intenté jugar con las brigadistas, pero desistí pronto, tras cenar, a las siete de la noche, hoy también, me fui a la cama para olvidar.

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