lunes, 9 de enero de 2012

DIARIO DE UN BRIGADISTA: VIAJE EN TAXI



Sábado, 8 de marzo de 1980

Pese a llevar poco tiempo en Nicaragua y haber solo un avión semanal, seguimos intentando contactar con España, y a nuestros amigos de España escribimos hasta que continuaron dándonos el interesante cursillo de primeros auxilios que iniciamos ayer.


Por la tarde otro de los lugares que visitamos fue el Canal Dos de la Televisión Sandinista. Allí vimos un documental sobre el genocidio del pueblo nica, con el tabletear de las ametralladoras, los rockers caídos de los pájaros de acero, la masacre a manos de la Guardia Nacional. La sinopsis pudiera ser: Somoza estaba decidido a exterminar Nicaragua y no escatimaba medios para ello. Pero el pueblo logró organizarse alrededor del FSLN y desde valles, montañas, haciendas y poblados iban haciéndose fuertes en Nicaragua, hasta que al fin llegó el día de la victoria.
Sobre las cinco de la tarde terminó el documental y nos trasladamos acto seguido a la Carretera de Masaya, kilómetro diez y medio, zona tres, número veintiocho, residencia oficial de la Casa de España, donde en un jardín con exóticos frutos tropicales tuvimos una asamblea para sopesar las posibilidades que teníamos de seguir trabajando a nuestro regreso a España. Las posibilidades no son muchas, pues en nuestro contrato no hay ninguna. No obstante, la reunión sirvió para sacar conclusiones provisionales acerca de la personalidad y de los intereses de algunos de los miembros del grupo. Comenzó en esa reunión otro mundo de ilusiones.
Terminada la reunión sobre las ocho y media de la noche, regresamos Matilde y yo en un taxi por quince córdobas a nuestro barrio de Altagracia, y en el taxi me esperaba otro descubrimiento de esta sorprendente Nicaragua.


No mires el taxímetro, no lo encontrarás en parte alguna. Si quieres viajar en taxi de una parte a otra, pregunta antes cuanto te va a cobrar por realizar tal viaje; si te interesa, coges el servicio, y si no te interesa, puedes esperar al siguiente. Pero ten en cuenta esta recomendación: antes de montar, pregunta, si en verdad quieres evitar una sangría de tu dinero, recuerda que todo está en crisis y los pesos no son eternos, sobre todo si no hay ingresos estables. Por otra parte una vez puedes pagar más del valor real del servicio, lo puedes interpretar como una propina exigida, pero no está bien que te roben constantemente y además a ojos vista.
Generalmente cuando viajas a un país extranjero lo haces con unas ideas prefijadas de la idiosincrasia y costumbres de ese país, pero todo es escaso y te encuentras con una enorme caja con caudales de sorpresa. Los taxis en Nicaragua no funcionan ciertamente como en España. En España tomas un taxi, das al conductor una dirección, este acciona la palanca para el cambio de libre a ocupado, se pone en marcha el taxímetro, y al final del trayecto, sin preguntar, sabes el valor del servicio. En Nicaragua, no. En Nicaragua puede que haya escasez de transportes públicos mayoritarios -autobuses y camionetas de las distintas rutas marchan siempre a rebosar-, pero hasta un servicio público discrecional y aristocrático como es el taxi, tiene su historia. Aquí no funciona el taxímetro, dudo que lo conozcan; si quieres conocer el importe del trayecto pregúntalo al chofer, -palabra aguda-, antes de montar, en evitación de que te cobren de más, y no esperes ir tranquilo hasta el punto de destino. Un viajero tomado antes o el siguiente viajero desconocido de dos cuadras más arriba, o la familia que salió de compras y ha de ir al siguiente barrio lateral son tus compañeros; no tengas prisa por llegar a casa, hay que servir a todo el mundo y no se pueden desaprovechar diez o doce pesos que reporta el viajero que se quiere acercar quizá a la cuadra anterior a la suya. Deje su comodidad viajera rehuyendo de sus enemigos en su propio país, y aquí viaje tranquilo, aunque incómodo, pues en este país, ya se ve, sobra tiempo hasta para la calma.


Parada de taxis. Miranda de Ebro 2011



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