lunes, 4 de junio de 2012

DIARIO DE UN BRIGADISTA: LLEGADA DE LOS EMOLUMENTOS DE ABRIL




Miércoles, 30 de abril de 1980

Al amanecer de este día tenía veintisiete córdobas e intenciones de ir a Matagalpa. Hoy cumplía el segundo mes y aún no sabíamos nada del envío de divisas, por lo que el lunes pasado habíamos quedado en reunirnos hoy en Matagalpa. Cuando tras desayunar nos disponíamos a bajar, llegó Ana Rosa, la delegada comarcal de Yúcul, que también lo es de nuestras haciendas. Tras una breve reunión entre los asesores y Ana Rosa, bajamos después a Matagalpa, como teníamos previsto. Nos acompañaron Cándida, Julia y Luz Marina, que aprovechó la ocasión para mirarse en el hospital. Cuando la miraron, pues fuimos todos juntos, nos dirigimos a comer a Los Pinchitos, donde nos encontramos con el grueso de la misión española, y Palomares nos dijo que ya estaba metido el dinero en el banco. Antes de comer, pues ya era tarde y el banco podía cerrar, fui a sacar dos mil quinientos córdobas, de los cuales mil quinientos se llevó Paco y con mil me quedé yo.
Paco tenía intenciones de ir a Managua a pasar el "puente" del primero de mayo, y se fue a casa de los coordinadores. Yo me quedé con Luz Marina, Cándida y Julia. Compramos comida, en la que invertí ciento sesenta y un córdobas y me corté el pelo por el módico precio de quince pesos, regresando después a Santa Celia.
Hicimos raid hasta San Ramón. El raid es el "deporte" nacional de este país, con variado éxito en su consecución. De San Ramón caminamos como unos cinco kilómetros andando en dirección a Yúcul, hasta las ocho y cuarto de la noche, cruzándonos con los coordinadores de ANDEN que estaban de fiesta. Sobre esa hora pasó uno de San Ramón que tiene un establecimiento colindante con la sede de ANDEN, en dirección contraria, y nos advirtió que era peligroso andar a esas horas por el campo, y nos ofreció su casa, regresando a San Ramón.
Mientras tomábamos el fresco a la puerta de la casa que me serviría de hospedaje por segunda vez en San Ramón; -la primera fue a finales de marzo en casa de Lilí-; llegó Lino, un campesino de la hacienda Santa Celia, que nos comunicó que había estado Amalia (de la Juventud Sandinista de San Ramón) en la hacienda, a advertir a las brigadistas que iban a disolver el grupo por indisciplina. Para finalizar la jornada nos duchamos y sobre la una de la madrugada nos pusimos en los brazos de Morfeo.

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