Domingo,
25 de mayo de 1980
Esta semana que pasó no hemos tenido
carta, por lo que eventualmente se ha cortado el cordón umbilical con España.
Menos mal que suponemos que todo es pasajero.
Recogiendo el control de asistencia de
las brigadistas pasó la mañana.
Sobre la una y media de la tarde llegó un
camión del INRA que después bajaba a Matagalpa, y como mañana debiéramos de ir
a San Ramón, aprovechamos el viaje del camión y bajamos en él a la capital departamental.
En la Comisión
departamental de ANDEN echamos unas cartas de las brigadistas para sus amigas y
conocidos, y luego fuimos a la casa de los españoles. Farré le tenía preparados
a Paco novecientos córdobas, contravalor de cincuenta dólares. Fuimos al cine.
Preparando, ¡tan pronto ya!, el viaje de regreso a España, le dije a Mercedes
que me encargara dos juegos de cerámica negra, típica de Matagalpa, para tener
alguna muestra del arte de esta tierra.
Cenamos en Los Pinchitos y dormimos en el
Hotel Agualcas, en habitaciones individuales por no haber libres habitaciones
dobles. Por lo que parece los demás han cambiado de hotel. Nos enteramos por
los demás de la misión de las desavenencias entre algunos compañeros, tal vez por sus distintas formas de ser. Yo respeto la forma de ser de
las personas y no entro ni salgo en debates intrascendentes. La escuela de
Salamanca nunca cayó en demagogia. Y yo no quiero ser demagogo.
También hemos recogido que los
coordinadores aún no han ido a Panamá a buscar el dinero del mes de mayo; y
mayo, bien se ve, está ya en sus finales.
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