lunes, 5 de noviembre de 2012

DIARIO DE UN BRIGADISTA: REGRESO A SANTA CELIA




Lunes, 16 de junio de 1980

Mientras yo continuaba en casa de Miguel, Paco fue a casa de Mario, donde Ligia le estuvo explicando el sistema educativo de Nicaragua, que en esencia es como sigue: kindergarten, primaria, secundaria y universidad.
Luego, Miguel nos llevó a la Cotrán de Managua, para que desde allí a las ocho y diez saliéramos hacia Matagalpa, a donde llegamos a las diez y media de la mañana. Hasta las doce estuvimos de compras. Don Enrique Oliú, el propietario de la mayor parte de las haciendas de Yúcul nos dijo que saldría hacia Los Pinares sobre las dos y media de la tarde; fuimos con Farré a comer a La Nueva Corona de Oro; sobre las dos de la tarde cogimos la carga de la compra efectuada por la mañana y la llevamos a casa de don Enrique, de donde salimos, haciendo gala de la pulcra e idílica puntualidad nica, a las tres y media de la tarde.
Llegamos a Los Pinares a las cuatro y cuarto, pero allí Paco se enrolló con Ana Rosa y no salimos hasta las cinco menos diez de la tarde. Cuando llegamos a Santa Celia, bien rendidos por cierto, no bajaba el reloj de las seis y media de la tarde.
Estuvimos colocando las cosas y me fui después a la cama, porque estaba rendido y así podía ponerme más fácilmente en las manos de Morfeo.

Martes, 17 de junio de 1980

Me he pasado todo el día haciendo el Informe de ANDEN. Como con él me empleara hasta las ocho y media de la noche, no asistí a la reunión habitual ATP- brigadistas, que dirigió Paco en esta ocasión y trató sobre investigación militante, control quincenal de UAS, composición del Diario de Campo, llamar a los campesinos la atención para que acudan a las clases, y un estudio político.
A media tarde me pesé; mi peso: ciento veinticinco libras.

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