lunes, 21 de noviembre de 2011

DIARIO DE UN BRIGADISTA: PRIMERAS HORAS EN NICARAGUA



2 de marzo de 1980

¿Es esta la Managua de la que nos han hablado? Bien es cierto que el aeropuerto no es ninguna cosa del otro mundo, e incluso la fuerza de seguridad son unos jóvenes chavalos con una responsabilidad que les viene ancha, pues apenas han salido del cascarón y ya empuñan automáticas, pero no muchos metros más allá, ¡qué contraste! Sin duda debe de ser el mejor hotel de Managua, porque si es del montón no parece que por esta ciudad hallan pasado guerra ni terremoto. Amplias habitaciones dobles con baño individual, piscina, comedor y jardines en que contemplar la exótica vegetación tropical. El calor pega duro y un buen baño nunca vendrá mal. Qué placer es esta reconfortante ducha en este tórrido calor. Qué difícil es aclimatarse al cambio de temperatura; en España un frío invernal -no en balde es invierno- y aquí un calor infernal -producto del trópico-. Intento vestirme, pero la tela hiere mi espalda y mi entrepierna. Son las diez de la mañana y estoy rendido del viaje y del calor. Desnudo como mi madre me parió me tumbo en la cama y me cubro con la colcha para protegerme, no del calor, condenado de él, sino de las picaduras de los mosquitos. El cansancio me impide dormir, aunque dormite, pero al menos intento relajarme. El radiador de aire frío tonifica el ambiente; ya puedo vestirme y reflexiono: "Esto es maravilloso, aquí no parece ni que haya pasado la guerra. ¡Qué hotel!, baño individual, piscina, jardín, palmeras, todo verde, la gloria". ¿Quién habló de terremotos?
Hacia las dos de la tarde llegó la comida. Éramos muchos y posiblemente el personal no pudiera atendernos debidamente en la mesa, por eso en orden, en fila india, con la bandeja y el cubierto debemos pasar ante el pote de comida, variada y exótica. No sé qué comimos. Allí nos servirían y podríamos sentarnos en amplias mesas, en orden, por favor.
- Para beber, ¿qué desea?
- Coca Cola, por favor.
- Deguste nuestro nica libre.
No pruebo el alcohol, pero, ¿cómo ser descortés? Y me bebo un vaso de ron pasado por agua, un auténtico nica libre, en un país en que en los festivos y vísperas está prohibido el alcohol, según dicen, pero a nosotros ¡qué nos importaba!

Recibimiento en el aeropuerto de Managua (02-03-1980)




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