miércoles, 23 de noviembre de 2011

DIARIO DE UN BRIGADISTA: REFLEXIÓN SOBRE LA DIPLOMACIA



2 de marzo de 1980

REFLEXIÓN SOBRE LA DIPLOMACIA

A veces pienso que ser diplomático es una lata y otras veces pienso que la diplomacia se debería de organizar de otra forma. ¿Cómo? No sé, pero pienso que relajando las normas sociales, olvidándose de la etiqueta y dando curso a la espontaneidad.
Tras la comida, tuvimos una ajetreada tarde de recepciones; primero en el Museo Hispánico y luego en la embajada española. Allí vi personalmente a Ernesto Cardenal y otras personalidades ligadas al mundo hispano-nicaragüense. Una serie de actos y discursos de bienvenida y vinos de honor hasta bien entrada la noche. Fue ese día cuando tuve la primera conversación personal con el embajador, don Pedro Manuel de Arístegui y Petit. Estaba con otros dos compañeros sentados en unas sillas mientras los demás seguían el baile y la fiesta a la española. Se nos acerca el embajador y nos pregunta que si estábamos cansados, -él no lo estaba menos, a buen seguro-, y nosotros le insinuamos que ya podía ir dando por terminada la recepción. No pasó mucho tiempo cuando así sucedió. Y tan contentos todos de haber cumplido el compromiso social; un compromiso que de no existir la etiqueta y actuar con naturalidad, podía haberse celebrado al día siguiente, y haber dedicado ese primer día para el descanso. Pero, claro, nosotros íbamos a hacer historia y había que recibírsenos con todos los honores. Y maldita las ganas que teníamos de recepciones. Al fin, montamos al autobús y a descansar. Treinta y una horas de sueño atrasado reclamaban tal descanso. No sé si en el acto lo pensé, pero a veces pienso lo aburrido que debe de ser la diplomacia, que además es eso. Es decir, una lata.
Hacia las nueve de la noche fuimos a pernoctar al Hotel Camino Real. Había terminado la jornada de contacto y muchas horas en vela producen un pesado sueño. Si así es Managua, ¡qué placer!

Fotocomposición



1 comentario:

  1. !que suerte conocer personalmente a Ernesto Cardenal!, sabes que estoy descubriendo a un Isidro que no conocia, me gusta lo que escribes.
    Un abrazo

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