miércoles, 16 de mayo de 2012

DIARIO DE UN BRIGADISTA: LA CUESTA DE YÚCUL



Lunes, 21 de abril de 1980

Esta mañana fuimos al Banco a sacar seiscientos córdobas que nos ha prestado el Jefe de Misión hasta que nos llegue el dinero del mes de abril. Estamos, pues, en los comienzos de un déficit monetario que esperamos no sea crónico.
Compramos algunas cosas y en el bus de las diez fuimos a San Ramón donde estuvimos hasta cerca de las doce.
En San Ramón se nos unió Cándida que regresaba del permiso oficial que obtuvo, cargamos el material que recogimos en San Ramón y nos regresamos a Santa Celia. Intentamos subir la cuesta de Yúcul y nos dimos cuenta exacta de la situación. Varias pizarras de madera de poco peso, pero molestas de llevar, un saco de leche en polvo de cincuenta kilos, que nos recordó nuestros tiempos de escolar, una sandía de no menos de once kilos, cartillas y otro material escolar y alimenticio aparte de la mochila de Cándida era el equipaje que debíamos de llevar entre la propia Cándida, Paco y yo. Desde Los Pinares, -hasta allí fuimos en camioneta-, iniciamos la ascensión. En la primera fase no se subió nada de bien; después ideamos el sistema de parihuelas para llevar la carga. Dos ramas que encontramos cortadas entre la frondosa vegetación tropical quedaron unidas por el cinturón de Paco. Encima pusimos las pizarras de madera, y encima de ellas el resto de la carga, saco de leche y sandía incluidas. Los inicios de esta segunda fase lo recibimos con alivio de la carga al quedar más repartida y avanzamos bastante; sin embargo la cuesta se empinaba cada vez más y las paradas eran cada vez más frecuentes. Al llegar hacia la mitad de la misma, hicimos un alto y no nos levantamos ya. Cándida estaba agotada y nosotros no lo estábamos menos. Afortunadamente pasó un miliciano que acudió a Santa Celia en busca de dos mulos para trasladar la carga. En el lugar permanecimos cerca de dos horas contándole a Cándida anécdotas de España y recogiendo impresiones de Nicaragua y sus gentes. También cantando nuevas tonadillas populares ("Madre si tienes un hijo y quieres que se te muera, mándalo pa Nicaragua sin dinero en la cartera" o bien "que suba la cuesta Yúcul cargado con parihuelas", debido a la tragicómica situación). Finalmente, cuando dábamos fin al cargamento de un mulo apareció por el recodo de la cuesta un camión del INRA (Instituto Nicaragüense de Reforma Agraria). Volvimos a descargar el mulo y cargamos todo en el camión, nosotros incluidos. A los mulos los arrearon los campesinos y llegaron antes que nosotros a la hacienda.
Así fue como descubrimos la cuesta de Yúcul.
Cuando llegamos a la hacienda nos encontramos con una nueva brigadista, Xiomara, compañera de las trasladadas desde El Sabalete, a la que ya le habíamos destinado alfabetizandos. Luego por la noche, ya en Santa Celia, hicimos una reunión.

3 comentarios:

  1. Pinolero, me pregunto si todos estos capítulos, que vas dejando del dirario, los tienes ya recopilados y publicados en un libro, aparte de irlos dando a conocer en el blog.
    Y también si no piensas regresar a Nicaragua, o por e contrario lo haces regularmente.
    En fin curiosidad,pero sana eh?
    Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Asun, encantado de satisfacer tu sana curiosidad. Te cuento: En la Cruzada Nacional de Alfabetización de Nicaragua de 1980 llevé un Diario durante los seis meses que duró.
      Entre 1981 y 1984, en base a ese Diario, con la memoria fresca y otros apuntes, redacté un borrador de libro, pero no he publicado nada. Los capítulos que publico en el blog están extraídos de ese libro inédito.
      A Nicaragua regresé en 1986, estuve tres meses más que me dieron para otro Diario, y desde entonces no he vuelto, aunque mantengo el contacto con la familia que me acogió a nuestra llegada.
      En cuanto a regresar… ¡ay!, de momento sólo en sueños; aunque me consta que algunos de mis compañeros de entonces son asiduos del puente aéreo Madrid Managua.
      Para saber cómo pensamos en la actualidad, te recomiendo la lectura o relectura de la entrada del 23 de abril, "Historia de 55 locos".
      Un beso

      Eliminar
  2. Se me olvidó ponerte unas palabras dándote las gracias, por responder. Lo cierto es que una experiencia así marca para siempre, y nunca se olvida. Me alegro de que la compartas.
    Besos.

    ResponderEliminar